A la hora de conducir motocicletas, los que tenemos gafas tenemos que bregar con un hándicap que posiblemente pase desapercibido para el resto de usuarios. O al menos sólo tienen que pelearse con ello cuando usan esporádicamente gafas de sol durante la conducción. Por ello en muchas ocasiones se plantea la duda de qué es mejor conducir, con lentillas o gafas.
Lo primero es que en todo caso se debe garantizar el mantener la seguridad a la hora de conducir. Es decir, debemos estar seguro de que podemos usar lentillas sin que por ello nos cree ningún problema: que nos resequen los ojos, que nos molesten por el uso tras varias horas, que no veamos correctamente…
Si podemos usar en el día a día gafas o lentillas indistintamente sin que nuestros ojos rechacen ninguno de los dos elementos de corrección de la visión, nos podemos plantear cuál es el mejor para utilizar al conducir una moto.
Gafas o lentillas, ¿cuál es mejor?
Para empezar y desde el punto de vista de la comodidad, las lentillas ganan por goleada. No tenemos problemas de que con el paso de las horas, las patillas de las gafas se nos claven en las orejas por un casco demasiado ajustado, o en los laterales de la cara. Además evitamos el incordio de tener que quitarlas antes de ajustarnos o retirarnos el casco, siempre con el problema que se nos plantea en muchos casos de dónde dejarlas apoyadas mientras tanto.
En cuanto a la visión periférica, algo muy importante durante la conducción, aseguramos que con las lentillas no nos saldremos de la lente como en el caso de llevar gafas. Con un casco la visión está limitada pero si además, la limitamos también nosotros al usar unas gafas de reducidas dimensiones, podemos estar poniéndonos en peligro sin saberlo. Con las lentillas, allá donde enfoquen los ojos veremos perfectamente.
También las gafas presentan otro problema y es que por ejemplo, al circular por autopista o a alta velocidad, el movimiento del casco se transmite a las gafas que con mucha probabilidad, bailarán delante de nuestros ojos sobre el puente de la nariz. Esto disminuye la percepción de objetos además de cansar mucho la visión al exigir un esfuerzo extra a los ojos.
Pero no todo es un camino de rosas para las lentillas. Para empezar en marcha y a pesar del casco, a los ojos nos llegan corrientes de aire incluso con un modelo integral. Estar corrientes aumentan las posibilidades de sufrir sequedad y obliga a parpadear más y más a menudo, de ahí que antes os comentásemos que en caso de no tener suficiente secreción lacrimal, puede que no sea recomendable que las usemos.
También estas corrientes pueden llevar pequeñas motas de polvo u otros objetos extraños hacia nuestro ojos y, con lentillas, la presencia de objetos extraños en el globo ocular es mucho más incómodo y doloroso, lo que nos obligaría a parar hasta conseguir que sea expulsado correctamente.
Como cada usuario tiene sus propias necesidades, lo mejor es probar a usar uno u otro método hasta ver con cuál nos sentimos más cómodo. En caso de usar lentillas, no nos olvidemos o bien de llevar otro par de reserva (si son desechables) por lo que pueda ocurrir o en su defecto, unas gafas de repuesto ya que no es agradable y mucho menos seguro completar el recorrido sin ver correctamente.
Deliberadamente no hemos hablado de las operaciones de cirugía ocular primeramente por el coste,algo que no todo el mundo se puede permitir. Y segundo porque según que operación, algunas no están recomendadas para gente que realiza deportes de riesgo o que sus ojos reciban impactos ya que aumentan las posibilidades de desprendimientos de retina. En este caso lo mejor es consultarlo con el personal cualificado.