Según datos de las autoridades en materia de transportes en Estados Unidos (Department of Transportation), existe un 19% más de probabilidad de que un vehículo eléctrico atropelle a un peatón. El motivo lo encontramos en el motor eléctrico. Este tipo de motorizaciones no emiten ruido, con lo que se convierten en un potencial factor de riesgo.

Fabricantes de automóviles, autoridades e investigadores buscan soluciones para evitar que la seguridad del coche eléctrico quede en entredicho antes de su aparición a gran escala. Los legisladores se pusieron hace unos años manos a la obra y, en Europa, será obligatorio que los coches eléctricos emitan “ruido” a partir de 2019. Ahora, una empresa española, CHM, ha aportado otra posible solución: un asfalto acústico.

Y es que el coche eléctrico está llamado a cambiar, para mejor, el panorama actual de la movilidad. La contaminación en las ciudades se ha convertido en uno de los grandes problemas de los entornos urbanos del presente siglo. Lo complicado de este asunto son las escasas soluciones sencillas, populares e inmediatas que existen para paliar esa contaminación.

Por eso, el cambio progresivo hacia la movilidad eléctrica está siendo un denominador común en todo el mundo. Se espera que las ventas se multipliquen y que durante la próxima década el coche eléctrico se ensalce ante un previsible declive de las motorizaciones térmicas. Ya en 2010 las previsiones son que el parque de vehículos eléctricos español se multiplique por cinco.

¿El principio del fin del ruido de los motores?

Ante este advenimiento eléctrico, se torna imprescindible aportar una solución al problema de la ausencia de ruido de los vehículos eléctricos. Aunque autoridades y fabricantes llevan varios años reflexionando sobre este asunto, el futuro es incierto. Todavía es una incógnita saber cómo sonarán los coches eléctricos de la próxima década.

Mientras que los defensores de este tipo de vehículos creen que han de emitir un sonido único y diferente de lo que conocemos (asociado a la nueva imagen sostenible que presentan), la propuesta oficial de la Unión Europea habla de un sonido que sea fácil de identificar por sonar de forma similar al sonido de un vehículo de la misma categoría que monte un motor de combustión interna.

Otro punto de discusión es la velocidad a partir de la que se debería activar el sonido y cuándo debería cesar. La horquilla de propuestas se mueven entre los 20 km/h y los 50 km/h. Como vemos, son cuestiones que distan de ser sencillas.

Asfalto acústico para coches insonoros

¿Y si el asfalto puede ayudar en todo este asunto? Esto es el planteamiento inicial de la compañía alicantina CHM para desarrollar el asfalto acústico Fonoseguro. Según la empresa, «en este proyecto de seguridad vial se trata de diseñar un asfalto capaz de generar una sonoridad de aviso en el desplazamiento de los vehículos eléctricos que alerte a los peatones de su presencia».

El objetivo, como vemos es dar con una suerte de firme que emita una sonoridad característica gracias al ruido del rozamiento de los neumáticos de los modelos eléctricos. Del mismo modo, se persigue que no afecte ni lastre la eficiencia de los modelos. Precisamente, este es un factor muy ligado a la autonomía de los vehículos eléctricos.

Las motorizaciones eléctrica buscan apurar todas las opciones que brinda la industria a la hora de elevar su eficiencia y por lo tanto su autonomía. Esta, a su vez, es una pieza fundamental para potenciar las ventas. Los neumáticos no son una excepción dentro de este reto.

En este proyecto de CHM están implicados el Departamento de Física, Ingeniería de Sistemas, y Teoría de la Señal, de la Universidad de Alicante, y de la Asociación empresarial Centro Tecnológico de la Construcción Región de Murcia (CTCON). Además, se encuentra financiado por Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI ), organismo adscrito al Ministerio de Economía y Competitividad de España y Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

¿Es el silencio una utopía?

Soluciones como el asfalto acústico son un buen complemento para solucionar los riesgos de seguridad vial relacionados con el silencio de las motorizaciones eléctricas. Los costes y la viabilidad de proyectos así está por ver. En cualquier caso, el proyecto contribuirá a conocer mejor hasta qué punto puede ser útil.

Lo que queda claro es que todos los agentes involucrados están de acuerdo en actuar para sonorizar la movilidad eléctrica. Ahora bien, no es una tendencia única. Según la OMS, el ruido es la segunda mayor amenaza ambiental para la salud de las personas en las ciudades. El coche eléctrico estaba llamado a combatir en parte esto. Veremos si, de cara a la próxima década, impera una solución que unifique los intereses propios de la seguridad vial y de la salud acústica.