Psicotécnicos: Cuando el accidente es noticia: ¿cuánto se debería mostrar?

Psicotécnicos: Cuando el accidente es noticia: ¿cuánto se debería mostrar?

Aunque los nuevos tiempos con la información inviten a olvidarnos, la divulgación pública de accidentes y siniestros de tráfico conlleva una importante responsabilidad. Por desgracia, esa responsabilidad por la información respetuosa y dentro de unos límites deontológicos brilla en algunas ocasiones por su ausencia. No es tan extraño encontrar noticias y piezas informativas con detalles poco sensibles y hasta crueles.

Las víctimas de siniestros y accidentes son los primeros y más directos perjudicados, pero no solo ellos. Este tipo de tratamiento de la información conlleva consecuencias negativas a otros muchos niveles sociales y psicológicos. Por eso, es importante señalar la necesidad de gestionar de forma ética y responsable el uso que damos a la información.

Recientemente, los medios se hacían eco del, en teoría, el primer atropello que involucraba a un coche con tecnología de conducción autónoma. La cobertura de este suceso dio la vuelta al mundo, dada la importancia cada vez mayor de la relación entre tecnología de conducción autónoma y el transporte. No es de extrañar. De la conciliación entre ambas y su integración dependerá en buena medida la seguridad vial del futuro.

Noticias viales y sensacionalismo

En cualquier caso, el tratamiento gráfico de esta información ha estado muy lejos de ser ejemplar. A la foto del atropello, en la que aparecía la propia víctima al descubierto, le siguió la publicación del vídeo tomado desde el interior del vehículo que permitían “asistir” en primera persona el accidente.

Que este tipo de imágenes hayan trascendido es prácticamente inevitable. Sin embargo, esto no es una justificación para superar límites que hasta hace unas décadas parecían, por momentos, mejor definidos. Todos los medios se encargaron de divulgar un vídeo con la imagen del atropello con titulares no menos afortunados.

Acostumbrados a este tipo de tratamientos, podemos preguntarnos dónde está el problema. Para el ejemplo mencionado, lo cierto es que desde un punto de vista deontológico no se han de mostrar imágenes de la víctima, y mucho menos sufriendo el accidente en directo. Para cualquier familiar y allegado, puede llegar a ser muy doloroso ver este tipo de imágenes.

Que lo difundan otros medios, fuentes oficiales o personas anónimas no constituye justificación alguna. Además, por lo que se ha podido leer, la publicación del vídeo”requería” llamadas de atención al “target” de cada medio haciendo uso de un lenguaje inadecuado que buscaba despertar cierto morbo derivado del suceso.

Noticia y concienciación al mismo tiempo

Accidente de tráfico

Una actitud responsable por parte de los medios de comunicación implica, no instrumentalizar accidentes, siniestros y/o víctimas en su propio beneficio. Todo lo contrario, es preciso buscar los motivos e invitar a la reflexión. Esta tipo de noticias e informaciones requieren un tratamiento personalizado y de calidad para potenciar la propia seguridad vial.

Además, un discurso informativo adecuado conlleva utilizar la información para otros fines: contextualizando, siendo rigurosos, informando sobre los factores de riesgo, evitando la apología de la velocidad o el consumo de alcohol. Sobre estos últimos y negativos fenómenos, es inevitable no hacer mención a las informaciones publicitarias y los valores que transmiten.

La concienciación, por tanto, es un deber periodístico y requiere una perspectiva profesional para tratar de que el mensaje calé en toda la sociedad.

Las necesarias campañas de concienciación

En el otro extremo de esta balanza encontramos las campañas de concienciación. Nos cuentan la historia de siniestros, víctimas y accidentes desde una perspectiva intencionada y parcial. Sí, son parciales. Sin embargo, en este caso se trata de una parcialidad buscada para salvar vidas.

Construyen un relato por y para la seguridad vial. Así, un ejercicio de reflexión interesante resulta de contrastar el tipo de noticia sensacionalista de un siniestro con programas de concienciación como la campaña de prevención de accidente “Testimonios para salvar vidas” o “#EmotionalDriving“.

El objeto del relato de noticia y campaña de concienciación es idéntico. Sin embargo, las segundas buscan la empatía con la víctima, su entorno y las circunstancias por encima de todo. Resulta paradójico que la construcción de la historia, en este caso, no lo sea tanto. Porque, por desgracia, el dolor al que asistimos es real.

Ante esto, es muy importante que como espectadores analicemos qué tipo de informaciones nos merecemos. ¿Aquellas en las que el dolor se instrumentaliza? De todo este análisis es posible sacar algo en claro. El periodismo impasible y menos sensible no puede formar parte del cambio en las tecnologías de la información que impulsa este nuevo paradigma digital.

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