Psicotécnicos: Los daños que sufrimos por aparcar mal y cómo podemos evitarlo

Psicotécnicos: Los daños que sufrimos por aparcar mal y cómo podemos evitarlo

 

Por su aparente sencillez, aparcar es una de las maniobras que más realizamos con ligereza. Precisamente por ello, terminamos por obviar las enseñanzas de la autoescuela, poniéndonos en riesgo continuo. No tenemos datos del número de accidentes de tráfico que sufrimos los españoles mientras realizamos maniobras de aparcamiento. Pero sí sabemos que en un país como Reino Unido tienen lugar más de 1.000 colisiones al día en estas circunstancias, lo que nos da idea de los frecuente que es este tipo de siniestro.

En España la única institución que nos ofrece datos sobre ello es UNESPA, la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras. Según esta patronal, los más jóvenes son los más propensos a tener este tipo de accidentes, tanto en número como en gravedad, debido principalmente a la falta de experiencia. Entre hombres y mujeres, las cifras permanecen prácticamente idénticas pero algo más elevadas entre los varones.

Pero, ¿qué accidente podríamos sufrir mientras aparcamos?

aparcar bien

Lo más habitual en estos casos es que el incidente consista en rozar nuestro vehículo o golpearlo contra algún elemento como columnas o bolardos. Mayor gravedad puede acarrear si el elemento contra el que colisionamos es otro vehículo aparcado, pues de causar daños ya deberíamos ejecutar nuestro seguro.

También es frecuente colisionar con otro vehículo que circula por la vía mientras estamos maniobrando. Se produce especialmente cuando nos estamos incorporando a la vía, tras haber estado estacionados. En estos casos estamos hablando de colisiones con otros automóviles, pero también son habituales con motocicletas y ciclistas, en los que la gravedad es aún mayor.

Por último, los casos más graves son los que derivan en atropello de algún peatón. Es un tipo de siniestro habitual en zonas de aparcamiento, como garajes o centros comerciales, donde automóviles y peatones comparten el mismo espacio. En estos casos la consideración debe ser la misma que una colisión entre dos vehículos.

Si colisionamos al aparcar, ¿quién en el responsable del accidente?

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Aunque las colisiones más leves no suelen desembocar en parte al seguro, sí son muchos los casos en los que los daños deben ser asumidos por el causante. En no pocas ocasiones dilucidar al causante es complicado, pero la legislación vigente establece algunas premisas básicas: quién estaba en movimiento y quién estaba incorporándose a la vía.

Así, en el caso de que la colisión se produzca con otro vehículo estacionado, la responsabilidad recaerá sobre nosotros salvo que se pruebe que el otro vehículo estuviese mal aparcado (invadiendo nuestra plaza por ejemplo). En caso contrario, la culpa siempre será nuestra por ser nosotros el vehículo en movimiento.

En caso de que se produzca entre dos vehículos en movimiento, la responsabilidad recaerá generalmente en el vehículo que estaba realizando la maniobra, y por tanto estaba invadiendo la vía para incorporarse. Sin embargo, existen muchos condicionantes del tráfico que pueden derivar en conflicto entre ambas partes.

Ya hemos mencionado que el atropello de un peatón en un aparcamiento debe evaluarse como un siniestro entre vehículos. Por lo tanto, igualmente el responsable seremos nosotros, a menos que podamos demostrar que el peatón hubiera incurrido en imprudencia o negligencia.

¿Qué debemos recordar a la hora de aparcar?

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Las normas respecto a la maniobra de aparcamiento es una de las que más hincapié se hace en la autoescuela. Y sin embargo, es de las que antes decidimos obviar cuando cogemos práctica al volante. Sabemos (aunque pronto lo olvidamos) que aparcar no consiste solo en meter nuestro coche en una plaza de aparcamiento. Tenemos que observar el tráfico y tomar las máximas precauciones posibles para no entorpecerlo o provocar un accidente. De igual forma, debemos señalizar con las luces de freno y los intermitentes que vamos a aminorar la marcha y realizar una maniobra de giro.

Por lo demás, la DGT nos recuerda algunas premisas para llevarlo a cabo, y que pueden ser muy distintas dependiendo del tipo de plaza en la que vayamos a aparcar.

Si aparcamos en línea:

  • Procuraremos no subirnos al bordillo ni dejar algún neumático apretado contra él.
  • Evitaremos aparcar «de oído», buscando el contacto con los otros vehículos para guiarnos.
  • Dejar la dirección recta, a menos que dejemos el coche en pendiente, con lo podemos apuntar hacia el bordillo.

Si aparcamos en batería:

  • Aparcar siempre de culo, de tal forma que tendremos mejor visibilidad a la hora de salir.
  • Evitar meter el coche hasta que el neumático toque con el bordillo, pues podemos dañar los bajos del coche.
  • Tratar de dejarle algo de espacio al conductor del vehículo de al lado para que pueda acceder con facilidad.

¿Nos puede ayudar la tecnología a aparcar mejor?

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Efectivamente, cada vez son más frecuentes los sistemas que nos ayudan a realizar el aparcamiento. Muchos modelos cuentan ya con sensores de proximidad o detectores de obstáculos, que evitarán que colisionemos por detrás con una columna o un vehículo. En la misma línea trabajan las cámaras traseras e incluso las cenitales, que nos pueden dar una mejor visión que los espejos retrovisores. Los medidores de espacio son menos frecuentes, pero están siendo de gran utilidad para aparcar en línea.

Pero sin duda la gran innovación en este sentido son los asistentes de aparcamiento o sistemas de aparcamiento asistido. Existen con más o menos nivel de automatización, pero por lo general consisten en dejar al sistema el control del volante y nosotros acelerar o frenar siguiendo sus indicaciones. Probablemente en un futuro próximo el nivel de automatización de estos sistemas serán total (ya se están realizando pruebas).

Pero no por ello deberemos descuidar nuestra habilidad con esta maniobra. Como vemos,  aparcar de manera adecuada no es asunto sin importancia y debido a nuestra dejadez ocurren miles de percances cada día. La inexperiencia se soluciona con la práctica, pero en nuestra mano está dejarnos llevar por los malos hábitos o tratar de recuperar las indicaciones que nos dieron en la autoescuela. Nuestro bolsillo y nuestro vehículo lo agradecerán.

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