La consecución de la conducción autónoma supone un hito increíble que afectará al sector de la automoción y a nuestra sociedad en múltiples niveles. Uno de ellos, según vaticinan los expertos, será la reducción de los siniestros hasta niveles anecdóticos. No obstante, a la hora de fijar una fecha objetivo, ha resultado muy complicado acertar con un año en concreto.

Estos es así por la complejidad asociada a cada uno de los avances que nos acercan al coche autónomo. Para tratar de clarificar el camino, se establecieron una serie de etapas o niveles de inteligencia para los vehículos. Se tuvieron en cuenta diferentes factores como el estado de desarrollo de la tecnología o relación entre el coche, el conductor y el vehículo y la infraestructura.

Eran áreas que se habían venido trabajando durante años y que, enraizadas en el objetivo común de la conducción autónoma, están dando grandes frutos con la llegada, por ejemplo, de los sistemas ADAS de asistencia y ayuda.

A toda esta ecuación se le suele sumar otra variable. El coche autónomo requiere de un apoyo de las autoridades muy específico. Se antoja imprescindible un marco legal que permita su desarrollo y, que al mismo tiempo, ostente la suficiente seguridad jurídica (y física) para el resto de usuarios de la vía. De ahí que los resultados con la conducción autónoma sean muy diferentes en función del país en que nos encontremos.

Holanda, líder con la conducción autónoma en Europa

Si nos centramos en la conducción autónoma en Europa, los Países Bajos han emergido en los últimos años como un escenario prometedor. Según el informe que cada año publica el conglomerado de compañías KPMG, Holanda es el país líder en esta materia.

KPMG (que coincide en tener sede allí) justifica el liderazgo holandés gracias a los proyectos que se pueden ver en este país. Uno de los más importantes tiene que ver con el transporte de mercancías. Holanda va a poner a rodar más de 100 camiones autónomos en sus carreteras entre Amsterdam y Amberes.

El gobierno holandés ha asumido un papel muy activo en todo esta asunto, introduciendo nuevas leyes que aclaren la situación. El país está dedicando mucho esfuerzo a otros ámbitos que tienen que ver con el coche autónomo. Está, por ejemplo, ultimando la conexión 5G entre vehículos y es un lugar ideal para moverse en coche eléctrico gracias a su consolidada red de recarga. Además, numerosas empresas se han volcado con la causa.

Sin embargo, las complicaciones para el coche autónomo holandés le llegan, paradójicamente, de una esfera de identidad nacional. El país con más densidad de bicicletas del mundo va a tener complicado conciliar esta tradición ciclista con la integración del coche autónom. Veremos cómo lo solucionan.

El vehículo autónomo escandinavo

Con la excepción de holanda, los países escandinavos coinciden en estar prestando una buena cuna para este retoño tecnológico. Aparte de por las ventajas de sus economías, en Noruega, Suecia y Finlandia se concentran toda una serie de compañías tecnológicas. No en vano Volvo fue uno de los primeros fabricantes en hablar, años atrás, del coche autónomo.

En Noruega, por ejemplo, se legisló en 2018 para que cierto tipo de vehículos autónomos pudieran introducirse. De este modo, varias ciudades noruegas ya cuentan con servicios de mini-bus que operan sin intervención humana. De hecho, la empresas de transportes de Oslo, Rutter, piensa en estrenar en fechas próximas hasta 50 vehículos de este tipo.

Una situación similar se vive en Suecia, con un apoyo institucional único para los desarrollos del mencionado fabricante Volvo; y en Finlandia. En este último país pretenden hacer uso de los vehículos autónomos para salvar de otro manera las inclemencias meteorológicas invernales en forma de toneladas de nieve. Así, la compañías japonesa Muji planea lanzar allí en 2020 el primer autobús autónomo capaz de adaptarse a todo tipo de obstáculos climatológicos.

¿Veremos la conducción autónoma en España?

Dentro de la carrera de la conducción autónoma en Europa, nuestro país se posiciona en novena posición en el informe de KPMG, tras los mencionados países y Reino Unido, Alemania, Austria y Francia.

De hecho, en esta década que acaba hemos podido ver puntuales experimentos de fabricantes y compañías tecnológicas con la conducción autónoma. Un buen ejemplo es el del bus autónomo Erica. Aunque no existe una legislación específica al nivel de Holanda, la DGT sí que ha iniciado los primeros pasos para adaptarse.

Por tanto, es de esperar que España responda casi al unísono en la integración de la conducción autónoma en Europa. Si bien, como decíamos, todavía quedan algunos años para ver su materialización, y la OCDE ya ha señalado que se debería contener tanto entusiasmo, durante la próxima década veremos avances muy significativos. Estos supondrán un beneficio considerable de cara a disminuir el número de víctimas en carretera.