Psicotécnicos: Siete trucos que no funcionan para bajar la tasa de alcoholemia

Psicotécnicos: Siete trucos que no funcionan para bajar la tasa de alcoholemia

 

El alcohol ha sido y sigue siendo uno de los factores de riesgo principales al volante. A su consumo le debemos una buena proporción de accidentes y siniestros con graves consecuencias. Por suerte, existe cada vez más concienciación sobre este tema, gracias al trabajo que durante años autoridades como la DGT o agentes sociales como la Fundación MAPFRE llevan realizando durante años.

Relacionado con esto, recientemente la Fundación MAPFRE y la compañía de transporte ALSA han lanzado una campaña de conciencación sobre la importancia de no consumir drogas y alcochol. Y es que queda mucho por hacer y, en ese esfuerzo por concienciar, encontramos la de desmontar muchos de los mitos asociados al consumo.

Una vez asumimos el control de nuestro vehículo, la única situación ideal relacionada con el alcohol es la de no haber probado ni una gota. Como os contábamos recientemente, antes de llegar a los límites legales ya se observan alteraciones en nuestra capacidad de conducir. Estas pueden manifestarse desde la toma de decisiones hasta la aparición de problemas de coordinación motora y psicomotora. Lo más grave es que, el que las sufre, no tiene por qué ser consciente de esto.

No hay trucos para paliar el efecto del alcohol

Nos encontramos con una situación que han vivido, por desgracia, una elevada proporción de la población. Buscando recuperar la plena capacidad o burlar un eventual control de alcoholemia, se han popularizado y extendido ciertos mitos asociados a los efectos de alcohol.

Son, en concreto, una serie de consignas que se aplican para tratar de reducir el alcohol en sangre o, al menos, propiciar una lectura más favorable en los controles. Muchos de estas se ejecutan en el lapso de tiempo entre un control positivo de alcoholemia y el correspondiente contra-análisis. Nada será lo que consigamos con estos presuntos trucos e incluso, en algún caso en concreto, el resultado podría ser el contrario del que se persigue.

1. Hacer ejercicio

El alcohol puede expulsarse sudando al realizar un esfuerzo físico considerable. Al igual que pasa con otras toxinas, la práctica del deporte ayuda a depurarlas de nuestro organismo. Sin embargo, esto no ocurre en la proporción deseada para los que aplican semejante truco.

Activar el metabolismo para asimilar mejor el alcohol y terminar «sudándolo» permite eliminar en los casos más extremos un anecdótico 1% por evaporación. El hígado, órgano verdaderamente encargado de su asimilación, no funciona más rápido por la práctica de ejercicio.

2. Tomar chicles, caramelos, menta u otras hierbas

Este tipo de acciones van encaminadas a tratar de «limpiar» el aliento en la realización de un control de alcoholemia. Existe la creencia de que de este modo el dispositivo no detectará el nivel real de alcohol en sangre. Hay que decir que esta estrategia es del todo vana, pues los alcoholímetros rigen su medición a partir del denominado aire alveolar, es decir, aquel que se encuentra en nuestros pulmones.

3. Beber agua o darse una ducha

Medición alcohol en sangre

Que tengamos la falsa sensación de encontrarnos mejor no significa que nuestra capacidad mermada por el consumo de alcohol haya regresado. Esto es lo que puede ocurrir si tras beber alcohol bebemos mucha agua o queremos «despejarnos» con una ducha.

Son también acciones inútiles. En lo que respecta al agua, ocurre algo similar que con hacer ejercicio. Que se elimine mucho líquido a través de la orina no quiere decir que se acelere la asimilación y expulsión del alcohol del organismo.

4. Beber café, masticar granos de café o beber aceite

También existen una serie de malos consejos «caseros» que de poco sirven. Se han extendido de la misma manera como mitos falsos. La cafeína es un estimulante que puede producir esa falsa sensación de encontrarse en mejor estado. Sin embargo, no afecta en absoluto a la metabolización del alcohol. Algo similar ocurre con la creencia de consumir aceite. Su efecto laxante, lejos de propiciar la reducción que se persigue, puede que origine un problema añadido.

5. Consumir otras drogas

Debido a los efectos contrapuestos que producen otro tipo de sustancias estupefacientes, como la cocaína, se ha extendido el mito de que estas ayudan a disminuir el alcohol en sangre. Se trata, no solo de una falsa sensación, sino una de las más perniciosas para la salud y la seguridad vial.

6. Consumir medicamentos

No existe un medicamento en concreto que facilite la reducción del alcohol en sangre (como los inhaladores contra el asma). Es más, la automedicación puede producir lo contrario, pues muchas sustancias farmacológicas potencian los efectos del alcohol. De hecho, muchos de los medicamentos pueden ser a su vez incompatibles con la conducción.

En este apartado hemos de incluir, además, el consumo injustificado de cualquier otro químico. Aunque parezca sorprendente, también existen teorías tan inútiles como descabelladas que rezan que chupando baterías de litio o monedas se puede bajar el alcohol en sangre.

7. Vomitar

Lo único que se consigue forzando el vómito es eliminar lo que se encuentre en el estómago. Una vez ingerido, el alcohol llega a la sangre con una celeridad relativa según las circunstancias que se mueve entre los 30 y los 90 minutos. El vómito no elimina el alcohol en sangre, ni siquiera el que se encuentra ya en el aparato digestivo.

La Fundanción MAPFRE y ALSA se unen a la campaña de la DGT

El trabajo de concienciación incluye desterrar estos mitos o trucos inútiles y peligrosos. De este modo, durante los próximos meses, ALSA, con el apoyo de Fundación MAPFRE, está difundiendo en la parte trasera de 80 de sus autobuses dos mensajes clave para promover la seguridad vial y contribuir a la reducción de accidentes de tráfico.

“Mientras conduces, drogas o alcohol, tolerancia cero” y “Mientras conduces, cada mensaje puede ser el último” son los dos anuncios que buscan esa reducción de víctimas al volante. Según,  Jesus Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, “nuestra sociedad no puede tolerar que un 43% de los conductores fallecidos dé positivo en los controles de alcohol y otras drogas porque supone que cerca de 800 personas pierden la vida al año en España en siniestros con implicación de este tipo de sustancias”.

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