Renovar carné de conducir: Así es la movilidad en Oslo, la Capital Europea Verde 2019

En el ámbito de la movilidad alternativa, Noruega es un ejemplo de éxito prematuro. Su capital, Oslo, ha adoptado en los últimos años un modelo de movilidad que, lejos de conformarse con los logros conquistados, va a más. Esto le ha valido a la ciudad el galardón de Capital Europea Verde 2019, una condecoración que recibía la ciudad de Vitoria-Gasteiz en 2012. ¿Qué ha hecho Oslo para ser el referente en movilidad del continente?

Noruega ha abanderado esta tendencia que, además, va de la mano con la mejora de la seguridad vial. No en vano hace dos años las cifras de siniestralidad del país disminuían en un 57%. De ahí que en 2016 las políticas noruegas recibieran otro prestigioso premio en el ámbito de la seguridad vial, el Road Safety PIN Award for Outstanding Progress in Road Safety que otorga el European Transport Safety Council.

En el caso de la Capital Europea Verde, el premio lo concede la propia Comisión Europea. Los defensores del modelo que está imponiendo Oslo creen que esa nueva movilidad, no solo resulta menos contaminante, sino que se han tomado las decisiones precisas para que conlleve más seguridad vial.

Oslo sacará a los coches del centro

European Green Capital 2019La medida estrella que suele acompañar en los últimos tiempos a ciudades como Oslo es la limitación de la circulación en el centro de la ciudad. La capital de Noruega también se adelanta en esta asignatura. Y es que Oslo lleva años tratando de convertirse en una ciudad completamente libre de coches.

La idea surgió en 2015 y, en teoría, es en este año 2019 cuando terminará por consolidarse. Claro que, también allí este tipo de medidas han acarreado muchas opiniones discordantes. Aunque en estos últimos años Oslo no ha dejado de penalizar los modelo térmicos, y en especial los diésel, la realidad es que también se han reducido las expectativas en torno al cambio. Por ejemplo, el área que quedará libre de coches ocupará mucho menos superficie de la que se planificó en un primer momento.

Es posible comparar esta medida con la llevada a cabo con Madrid Central, sin embargo, hay que tener muy en cuenta que Oslo es una capital con 600.000 habitantes donde circulan 350.000 coches. Las diferencias entre ambas ciudades son ostensibles. Sin embargo, las alternativas de movilidad que las autoridades ofrecen a la población siguen caminos similares.

El auge del coche eléctrico y la bicicleta

Paseo peatonal en OsloEl principal factor en el que las autoridades noruegas están se están apoyando para defender ese cambio en el modelo de movilidad es el coche eléctrico. El país se ha convertido, en menos de una década, en un auténtico paraíso eléctrico.

Sustentado por las ayudas fiscales y las restricciones para el resto de modelos, los coches eléctricos superan ya la mitad de las ventas. Además, en las listas de modelos más vendidos solo encontramos híbridos, híbridos enchufables o 100% eléctricos.

El cambio en el tipo de motores de los coches está consolidado. Ahora bien, Oslo no solo persigue esa transición hacia lo eléctrico, sino que pretende además que sus ciudadanos terminen por sustituir los coches por otros medios de transporte. Esto no resulta tan sencillo.

Entre las medidas más importantes se encuentran la de poner en funcionamiento varios puntos de aparcamiento disuasorio y, sobre todo, potenciar el uso de la bicicleta. Para ello, se ha invertido y planificado en aumentar el número de carriles bici en hasta 60 kilómetros. Estos se instalarán en detrimento de las plazas de aparcamiento que integran las calles centrales de la ciudad.

Buscando la seguridad del ciclista

calle de OsloEse cambio puede que no sea tan inmediato como el del coche eléctrico. La tradición ciclista noruega no es tan febril como en otros territorios más al sur. De ahí que gran parte de la población se muestre reticente a abrazar un transporte en bicicleta. Las autoridades de la ciudad, sin embargo, mantienen el plan y sin dejar de reparar en el cambio en la seguridad vial que supone. Por eso, han proyecto que los nuevos carriles bici tengan unas características de seguridad superiores.

Lo han potenciado aumentando el ancho de los mismos. Mientras que la norma nacional establece en 1,8 metros la anchura del carril para bicicletas, en Oslo se ha aumentado esta hasta los 2,5 metros. Del mismo modo, se está procurando que los carriles circulen de forma independiente, y no fusionados, a otras vías de circulación de vehículos o peatonales.

Esto, esperan, que garantice unos estándares mínimos que hagan aumentar la práctica del ciclismo. Y es que, como bien sabemos, la naturaleza de un carril bici y/o ciclocarril puede ser muy diferente. Existen, por desgracia, miles de carriles bici mal proyectados que, en lugar de proteger, añaden más riesgo a la ecuación.

Un ejemplo de sostenibilidad

Pese a que pueda parecer cambios abruptos, el saldo de bienestar que queda para los ciudadanos de Oslo va más allá de los premios que la ciudad recibe. La capital ha conseguido reducir con éxito sus emisiones contaminantes sin que su movilidad se dislocase.

Un cambio y objetivos que ansían otras tantas ciudades a nivel continental. En estas otras localizaciones restan muchos años para llegar a este tipo de resultados. Tiempo que seguirá marcado por la adaptación de la seguridad vial a las nuevas circunstancias de sostenibilidad de las ciudades.

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