Las palabras de Pere Navarro, director de la DGT, con motivo del aumento de la siniestralidad de este verano, ha reavivado un viejo debate que llevaba tiempo sin colear en nuestro país. Entre las medidas que el director de la DGT baraja para tratar de frenar la tendencia negativa, se encuentra la de bajar el límite de velocidad en carretera secundaria. Y la reducción iría más allá de lo que se había planteado hasta ahora.

Aumenta la siniestralidad este verano

Según las cifras provisionales de siniestralidad que la propia DGT ha comunicado, han sido 259 las personas fallecidas en carreteras españolas en los meses de julio y agosto. Ello supone un aumento del 15% con respecto al verano pasado, y confirma la tendencia negativa que se viene produciendo en nuestro país.

Sin embargo, el dato ofrece una de cal y otra de arena. Mientras que el mes de julio, con 127 fallecidos, ha sido el peor desde 2012, el mes de agosto, con 104 víctimas , ha sido el de menor siniestralidad desde que se tiene registro.

Lo que sí reafirma el dato es la mayor proporción de siniestralidad en las carreteras convencionales, que siguen sufriendo en torno al 70-80% de los accidentes de tráfico. En este meses de verano, donde el flujo por autovías y autopistas ha sido mayor, la cifra ha ascendido al 77%.

Las carreteras convencionales, siempre tristes protagonistas

En Circula Seguro ya hemos hablado muchas veces de la elevadísima proporción de siniestralidad que acumulan las carreteras convencionales. Si sabemos que este tipo de vía supone el 90% del total de la red de carreteras española, podríamos llegar a pensar que incluso es poco, sino fuera porque también sabemos que sólo soportan el 40% de los desplazamientos interurbanos de nuestro país.

Entre los principales motivos de esta mayor peligrosidad están las incorporaciones e intersecciones al mismo nivel, la necesidad de invadir el carril contrario para adelantar, y la peor visibilidad en este tipo de vías. Como consecuencia tenemos un importante número de accidentes por colisiones frontales y salidas de vías.

Es por este motivo por el que siempre se refuerza la vigilancia y los  controles en las carreteras convencionales, y también a las que se destinan el mayor número de radares. De hecho, es una de las medidas que propone Pere Navarro ante el incremento de siniestralidad del presente verano. La otra medida es precisamente la reducción del límite de velocidad a 80, algo que ya se venía barruntando.

La impopularidad de reducir el límite de velocidad

Según la OMS, un tercio de los accidentes de tráfico se deben al exceso de velocidad. La cifra aumenta al 50% en los países en vías de desarrollo, donde el control de velocidad es menor. También sabemos que entre el 40% y el 50% de los conductores circulan por encima del límite de velocidad. Teniendo en cuenta este dato como una certeza demostrada, a pesar de los controles y las sanciones que acarrea, parece que la única forma de hacernos aflojar el acelerador es precisamente rebajando ese límite que tendemos a rebasar.

Es una medida que ya se ha intentado en España. En 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy y el Ministerio que dirigía Jorge Fernández Díaz anunció que propondría la reducción del límite de velocidad a 90 km/h, contemplándose además la posibilidad de que el de las autovías y autopistas aumentase a los 130 km/h. Sin embargo, esta medida ya resultó muy impopular antes incluso de su aprobación, especialmente por colectivos profesionales que alegaban un falso afán recaudatorio. La medida finalmente no terminaría por concretarse.

Hasta ahora, que el veterano Pere Navarro ha vuelto a poner la posibilidad sobre la mesa. Contando además con el respaldo de otra ex directora, María Seguí, que precisamente achaca a la falta de valentía del gobierno del PP el que no se llevara a cabo la reducción del límite.

El ejemplo de Francia en la seguridad vial

El director de la DGT también hizo referencia en su comparecencia a Francia. El gobierno de Macron ha sido protagonista estos meses por haber tomado medidas drásticas en favor de la seguridad vial, como forma de luchar contra la creciente siniestralidad que sufre el país galo. Así, el límite de velocidad en las carreteras convencionales, que ya había sido fijado anteriormente en los 90 km/h, ha sido nuevamente rebajado hasta los 80 km/h. Este nuevo límite se establecería para los 400.000 kilómetros de vías de calzada única con los que cuenta la red de carreteras francesa.

Con esta y otras medidas (18 en total), se espera salvar aproximadamente 400 vidas al año. Una cifra que justifica de sobra cualquier tipo de medida que se pueda tomar, y así lo transmitió el primer ministro francés, Édouard Philippe, que afirmó que aceptaría la impopularidad de la medida si con ello podía salvar vidas, y que aseguró que se asumirían responsabilidades si no se alcanzase dicha cifra.