El coche autónomo va ganando adeptos, sobre todo entre los conductores más jóvenes. Tanto la tecnología aplicada al coche como la asistencia a la conducción caminan imparables, generando más confianza en lo que hasta hace más bien poco parecía ciencia ficción.
¿Quieres saber qué cantidad de españoles y de qué edades se muestran a favor de su utilización?
De un tiempo a esta parte se nos está preparando para la llegada del coche autónomo, aunque no todos se encuentran a favor del mismo. De hecho desde Intel, el famoso fabricante de microprocesadores y en concreto del responsable de la arquitectura del sistema Autonomus, Jack Weast “la gente tiene miedo a los coches robot”. Al menos hasta que se acostumbren a estos coches y puedan comprobar lo que son y no son capaces de hacer. Esta es una de las conclusiones que se desprenden del estudio “Intel Trust Interaction Study”.
A pesar de ello es una realidad inevitable que antes o después circulará por nuestras calles el coche autónomo. De momento dos de cada tres jóvenes, de entre 18 y 24 años confían en el coche autónomo como alternativa real de movilidad. Así los españoles que se ven a bordo de un coche autónomo crecieron hasta el 48% en el último año, lo que supone un incremento del 14% respecto al 2016. También es cierto que el grupo de jóvenes que lo apoyan es el que se muestra menos predispuesto a sacarse el carné de conducir y tener el coche en propiedad. Nada menos que el 59,7% aún no lo tiene.
Esto es lo que recoge de la cuarta edición del informe “Españoles ante la Nueva Movilidad”, elaborado por el Centro de Demoscopia de Movilidad, que también desvela que si la sociedad no lo acepta, su desarrollo aún puede retrasarse. El citado estudio, que analiza la opinión de más de 8.000 españoles, revela que el 51% de las mujeres reconoce su predisposición a dejarse llevar por un coche autónomo, cinco puntos más que los hombres, que alcanzan el 46,2%.
De los españoles encuestados un 38% se reveló a favor del coche autónomo, mientras que el 95 % de estos respondió estar dispuesto a utilizarlo de manera inmediata. Una tendencia al alza entre las personas mayores de 60 años, que ve en este modelo de transporte una interesante alternativa para seguir moviéndose.
El coche autónomo todavía está sin regular
La figura del coche autónomo aún se encuentra sin regular en muchos países. De hecho en España y más en concreto en Cantabria se va a poner en marcha un circuito experimental de vehículo sin conductor. El trazado estará en Santiurde de Toranzo y formará parte de un proyecto que desarrolla Auvsi España con la Universidad de León.
En el citado circuito se probará la monitorización de vehículos mediante lo que se conoce como ‘Centro de Gobierno Nertra’, desde el que se organiza y regula el tráfico y desde donde se podría asumir de manera remota el control del vehículo, evitando de esta manera sufrir cualquier accidente.
Las previsiones apuntan que su llegada será a mediados de la década de 2020 donde muchos fabricantes se encuentran trabajando en proyectos en los que Francia ha dado un paso de gigante para llegar a la citada fecha. El país galo autorizó, el pasado mes de marzo, que cualquier persona pueda sentarse al frente del volante de los prototipos con funciones de autoconducción, que circulan ya por la carretera.
La fatiga al volante, un factor de riesgo
Aparte de centrarse en el coche autónomo el estudio también ha abordado temas relacionados con los conductores y la seguridad vial. Así a la hora de preguntar sobre alcohol y conducción, las respuestas obtenidas fueron bastante contundentes. El 68% se mostró a favor de reducir la tasa de alcohol permitida a 0,0 y un 60% se manifiesta a favor de incrementar la formación en seguridad vial, sobre todo en las empresas, mientras que un 82% aboga por un endurecimiento de las sanciones a aquellos que infrinjan la normativa de tráfico.
Otra de las cuestiones a investigar por el Centro de Demoscopia de Movilidad ha sido el número de personas con signos evidentes de fatiga o cansancio. De entre todos los consultados, nada menos que el 65,2% confesó haberlo hecho alguna vez y de estos el 80% admitió haber asumido “un alto riesgo”.