Renovar carné de conducir: El vandalismo demuestra en Francia la utilidad de los radares

Renovar carné de conducir: El vandalismo demuestra en Francia la utilidad de los radares

El radar es una fórmula de control de la velocidad del tráfico que tiene tantos defensores como detractores. ¿Son necesarios más radares o debería dedicarse esa inversión a otros ámbitos de la seguridad vial? Si analizamos los números, en España el número de cinemómetros no alcanza los 500. Francia, por contraste, supera los 3.000 radares fijos. La predilección de las autoridades francesas por los radares los ha situado esta primavera en el ojo del huracán de la esfera pública, con consecuencias devastadoras.

Los “chalecos amarillos” se han convertido en los últimos meses en el azote de los radares, inutilizando el 75% del total de radares fijos desde el invierno de 2018. Esta campaña de vandalismo galo contra el radar tiene su origen en una de las iniciativas del gobierno francés, la de reducir la velocidad en carreteras convencionales. El límite pasó de 90 a 80 km/h en carreteras secundarias de doble sentido a finales del verano pasado. En España tardamos solo unos meses en imitar a nuestros vecinos.

Vandalismo con consecuencias: la siniestralidad se dispara

El movimiento amarillo no ha comulgado en ningún momento con esa nueva normativa de las autoridades francesas. La reacción que se adoptó vino en forma de vandalismo, combatiendo, a su modo, el nuevo límite de velocidad mediante la inutilización de los radares.

La policía francesa tienen complicado luchar contra las diferentes prácticas llevadas a cabo. Algunas son más benévolas con el cinemómetro, como las que consisten en taparlos o envolverlos en chalecos o bolsas de basura amarillas. Otras son más violentas, golpeando o quemando los radares.

Lejos de la pugna política, la campaña gala anti-radar tiene sus objeciones en las estadísticas. Los fallecidos por accidentes de tráfico se han disparado en un 17%. Ese repentino menor control de la velocidad en Francia se ha transformado en un problema de seguridad vial. Es una desafortunada manera de demostrar la utilidad de los radares para paliar los efectos de un factor de riesgo como son los excesos de velocidad.

Esa relación directa también se comprueba con otros datos. Por ejemplo, según las autoridades francesas los excesos de velocidad en el país se han triplicado. El Ministro del Interior francés, Christophe Castaner, la sensación de impunidad “ha causado que muchos conductores se relalen y pisen más a fondo el acelerador”.

El gobierno responde: 400 nuevos y mejores radares

radares franciaLa respuesta del gobierno francés no se ha hecho esperar, cerrando la compra de 400 nuevos radares Mesta Fusion 2. Las autoridades galas no solo han buscado una tecnología de última generación, sino que la elección también se ha centrado en evitar el vandalismo. Y es que los nuevos radares van montados sobre un poste de varios metros de alturas, lo que hace más complicado su aniquilación.

La novedad trae consigo otras prestaciones desconocidas hasta ahora para los radares: capacidad para vigilar a la vez ocho carriles, distinguir entre vehículos, comprobar los sistemas de retención, el uso del teléfono móvil al volante, la distancia de seguridad o adelantamientos por la derecha. Es decir, la multitarea llega a los radares para explorar fórmulas que van más allá de los excesos de velocidad, y todo en un mismo aparato.

La campaña por el radar en Francia no se queda ahí. El gobierno seguirá insistiendo con este tipo de radares y ha anunciado que espera que en 2020 lleguen a funcionar hasta 6.000 de estos radares en las carreteras del país.

El eterno dilema en torno al radar

Lejos de sosegarse, el caso francés ha servido para estimular aún más el debate, ya normalizado, que existe en torno a los radares. ¿Ha sido el vandalismo una excusa para aumentar los radares? No podemos olvidar, para responder esa pregunta, la relación directa que existe entre el control de la velocidad por radar y el número de siniestros.

En Circula Seguro hemos tratado en más de una ocasión esta cuestión, al preguntarnos sobre el afán recaudatorio de los mismos. Lo cierto es que expertos e investigadores avalan la eficacia de los radares para evitar los excesos de velocidad. Así lo indica un estudio de la Universidad de Valencia del que ya nos hicimos eco y que mostró una reducción del 22% de los accidentes gracias a los cinemómetros.

En Cataluña encontramos otros ejemplo específico con la reducción del 82% de la siniestralidad. Juli Gendrau, director del director del Servei Català de Trànsit (SCT), explicaba al Diario de Tarragona:

Estamos viendo que el sancionado por velocidad elevada supera una media de 20 km/h el límite permitido. En un atropello a 50 km/h en casi todos los casos el peatón muere. El hecho de que se reduzca un 82 por ciento la accidentalidad es motivo suficiente.

Claro que, en el sistema que rige el control de la velocidad mediante radares quedan, en España, algunos ámbitos por retocar, como el ocurre con los márgenes actuales. En cualquier caso, durante los próximos meses, Francia volverá a ser un laboratorio en torno a los radares. Veremos qué impacto tiene en la siniestralidad la nueva apuesta del gobierno francés.

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